De manera inusual, la Embajada de los Estados Unidos salió esta semana a desmentir la información ofrecida por un periodista Peruano, con asiento en Miami, según la cual se habría producido una reunión del agregado comercial de la embajada y el Presidente dominicano, en la que el funcionario extranjero habría hecho advertencias al mandatario Danilo Medina.
Según la denuncia, el funcionario de la embajada le dejó saber al Presidente la oposición de Estados Unidos a una posible reelección y, por igual le habría comunicado la objeción de Estados Unidos a un eventual apoyo desde el gobierno al ex Presidente Leonel Fernández.
Frente al avispero que esto activó en la comunidad política nacional, el gobierno de los Estados Unidos, a través de su embajada hizo un desmentido y aprovechó para poner en contexto el seguimiento que dan al país como promotores y gestores de inversión de capitales de Estados Unidos en Dominicana y su compromiso con la buena gobernanza y el respeto a la Constitución, a las instituciones democrática.
A partir de las aseveraciones del comunicador, que además agregó otros elementos con los que trataba de denostar al ex Presidente Leonel Fernández, una buena parte de la dirigencia política se fue de boca.
Sin confirmación alguna, arrancaron a hacer acusaciones y a identificar a supuestos articuladores de campaña sucia y toda suerte de aventuras.
Pero, como suele decir el refranero popular, todo obra para bien. El desmentido de la Embajada debe servir para que aprendamos a esperar. Para que aprendamos a no ser tan reactivos. Parte de las reacciones que se produjeron generaron daños innecesarios.