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La gravedad de la situación

La colusión entre el gobierno del presidente Danilo Medina y la Junta Central Electoral, ha llevado al Partido de la Liberación Dominicana a un callejón sin salida, del que saldrá un pedazo de organización maltrecha e incapacitada para la competencia electoral de mayo del 2020.

Lamentablemente el pacto altero, imposibilitó a la JCE para ver con antelación la delicadeza de la situación a la que conducía al país político; esta institución no tuvo ojos para ver el uso de los recursos del Estado, denunciado a tiempo por los precandidatos danilistas, algunos de ellos, prefirieron  renunciar antes de llegar al matadero.

Este árbitro fue tan genuflexo que tuvo una excusa para cada denuncia de las irregularidades de la campaña del candidato del Presidente Medina; así como también, violentó todas sus propias resoluciones, relacionadas con la instalación del sistema de automatización del voto; era claro ver una intención malsana en el comportamiento de la institución, pero aun así, se confió en el buen juicio de algunos de sus miembros.

Bueno, pero no es para menos, desde mucho antes del atolladero de estas primarias, han rodado en las redes las fotografías del presidente de la JCE y algunos de sus miembros con los montos de los altos salarios que devengan sus hijos en ciertas posiciones del gobierno; o sea que coorporatización familiar que ha aplicado el Presidente de la república en el Comité Político y el CC, también se ha aplicado en la JCE.

Mientras observadores extranjeros y nacionales, vieron la práctica de la compra de votos y cedulas en más del 30% de los colegios electorales, Julio Cesar Castaño no tuvo ojos para ese delito electoral y cuando fue cuestionado le restó importancia.

La Junta Central Electoral está enlodada, y nadie la limpiará de aquí a mayo del 2020; para esas elecciones debe irse pensando en un arbitraje externo, sea de Unión Europea, ONU, o cualquier otro organismo internacional imparcial.

¿Hacia dónde vamos?; nos parece que vamos a un certamen obligatorio en mayo del 2020, con una oposición sumamente débil, tanto en sus posiciones contra el gobierno, como en su nicho de electores; y con un PLD dividido en dos mitades, esto dándole credibilidad al tollo juntero. A ojos vista, no se avizora posibilidad de que el Dr. Leonel Fernández y el Presidente Medina, puedan dejar de tensar la soga y conversen sobre la conveniencia del volver juntos a la frescura del pasto.

Creemos que la división del hoy Partido de gobierno, que no es nada parecido al Partido de ayer fundado por Don Juan Bosch, es inevitable; el ego del Presidente Medina es muy alto, ha prevalecido el orgullo del hombre de campo, que no olvida sus rencillas y que no mide hasta donde el daño infringido es suficiente para que no lo arrastre a sí mismo al abismo.

Lo lamentable es que La Nación será quien pagará por los errores de otros.

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