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Adiós Vill, mi amigo-hermano

Desde el 18 de diciembre del fatídico 2020 no ha pasado un solo día en el que no recuerde cualquiera de tus ocurrencias, consejos, observaciones, sugerencias o, llamado de atención sobre cosas que siempre entendiste podían estar mejor.

Eras "el que más sabía de televisión". Entre comillas no sólo porque tú lo decías; yo también lo creía, a partir de un primer reportaje juntos (Los Niños en Condición de Calle), con el viejo Floren al volante, para el que aportaste todas tus ideas, hasta vernos nominados en una premiación especializada, promovida por Visión Mundial.

Desde entonces, los reportajes asignados y los auto-asignados, como "Leonel por Tercera Vez" y "FUNDASEP" tenían mis ideas y tu sello de creatividad y perfección, al igual que los más de 15 que hicimos en el vecino Haití, antes, durante y después del terremoto, el cólera, Thomas, Mathew y otros fenómenos naturales y circuntancias como las vedas, que nos eran atractivos para ir en busca de lo más interesante.

Como olvidar aquellas travesías, primero junto a Guelo y luego con Salvador, nuestros choferes cómplices que nos llevaban "un chin" más allá de la frontera (Tierra de Nadie), provocando a veces un velo de preocupación, tanto en la empresa (Proceso), como en nuestras casas.

Como siempre apostamos a nosotros, pensamos que venceriamos al tiempo, pero no. "La puerta cierra a las seis", nos dijo con cara de poco amigo un agente en Aduanas. No eran muchos los minutos que pasaban de las 6:pm, pero no rogamos; muy por el contrario, felices pusimos la reversa y corrimos a ponernos otra vez la ropa de trabajo. Ignorando el temor que muchos con sobrada razón advertían, insistimos en conocer "la vida de noche" en Haití.

Desde Puerto Príncipe, la ciudad, recorrimos las comunas Jacmel, Delmas, Pétion-Vill, Jérémie y Les Cayes, con sus respectivos barrios, hasta San Marcos, en el Departamento de Artibonito…¡qué retorno!.

Cargados de buen material, nos instalamos en el hotel más próximo a la puerta divisoria entre ambos países, para, ante cualquier eventualidad en un país sumido en crisis y agrietado por los más de siete grados del terremoto, poner rápidamente los pies en tierra dominicana, la nuestra.

Recuerdas?…no dormimos nada. El chófer (Salvador) cabeceaba en un sofá, velando por nuestra seguridad; tú (Alex) capturando las "mejores" imágenes para cada uno de los reportajes y yo, adelantando texto en la vieja laptop. No nos dio hambre; no nos cansamos y, la emoción por el contenido para los trabajos, no nos permitió pensar que en Santo Domingo había preocupación por la inesperada e inadvertida tardanza de un equipo que salió a la 1:am para regresar mismo día. No había comunicación.

Amaneció sin que nos diéramos cuenta. No fue el canto de un gallo que nos avisó; nos alertó la potente voz de una mujer que pregonaba la mercancía que cargaba en una ponchera a la cabeza (bannann…pen) mientras con sus manos trataba de controlar el vaivén de su ancha falda, que bailaba al ritmo de sus acelerados pasos. Entregamos el hotel y cargamos todas nuestras pertenencias al vehículo y, volvimos a la ciudad a recorrer los puntos que nos quedaron pendientes, como el mercado y sectores que evidenciaban la extrema pobreza de muchos y el Poder de otros. Además, se acercaba una competencia electoral y, buscando saber la preferencia del pueblo entre aproximadamente diez candidatos, entre ellos Jude Celestin y el hoy presidente Jovenel Moïse, llegamos a su comando de campaña y, luego de casi dos horas de espera (estaba distante, en un mitin), retornamos solo con el buen trato de los coordinadores y las elegantes atenciones de Block, el joven que nos guió.

Próximo al mediodía ya cruzábamos la frontera y, las notificaciones de mensajes y mil y una llamadas perdidas, nos avisaban de los aprestos en Santo Domingo para con la ayuda de las Fuerzas Armadas ir a "rescatarnos". Eso si, creo que el jefe todavía se acuerda y se incomoda. Estaba verde del pique; ni el paquete de reportajes para por lo menos diez ediciones de Proceso, le quitaba el truño.

Esa es sólo una de las tantas travesías que nos llevaron "a recorrer el mundo", disfrutando lo que nos gustaba. A Valle Nuevo, en Constanza, fuimos mil veces, por así decirlo, y siempre nos encontrábamos las guayabas más agrias, las fresas más grandes y dulces, el agua helada y los Lirio más bellos. Para "Los muchachos de Dany Alcántara" siempre había un locrio de gallina para el almuerzo, después de un suculento plato de sepa de apio con arenque y jugo de limón preparado con la misma agua helada desde la tubería. Reitero las gracias a toda esa gente (Francis, Leónidas y otras) por su solidaridad.

En Boca de Cachón disfrutábamos hasta del candente sol que decíamos lo bajaron solo para los habitantes del nuevo poblado.

Tampoco puedo olvidar las veces que prácticamente amanecimos en la oficina, junto a los editores JFiguer y SanJo, preparando un trabajo "perfecto" para el domingo, como la captura de Figueroa Agosto y, luego la odisea cuando bajo lluvia trasladaban desde el AILA a la Cárcel de Najayo, a Sobeida Felix Morel. ¡Qué días!…después los aplausos de los televidentes y las felicitaciones por parte de nuestro jefe.

Todo lo que he escrito no describe las vivencias en los casi 20 años que compartimos. En la segunda década, junto a Júpiter, Montolio y Sandro, formamos un buen equipo alrededor del Lic. Dany Alcántara.

Hoy celebramos tu cumpleaños en silencio. Sabes, aunque seguimos formulando preguntas sin respuestas, estamos confiados y seguros de que Dios tenía un mejor propósito. Te necesitaba para que junto a otros ángeles cuide de los tuyos desde el cielo, un lugar que te ganaste. Lo decimos los que te conocimos y, corroboran los que de alguna manera te trataron.

Si algo me ha enrrostrado tu partida es que ciertamente no es nada fácil -aunque nadie dijo que lo era- perder para siempre a una persona con la que se compartió una amistad sincera durante casi 20 años. Tu ida "a destiempo" también me ha hecho reflexionar sobre lo que dicen muchos, que las personas como tú, con cualidades y calidades nunca mueren; son eternas.

Pero, sigo pensando en los misterios de la vida. En tres meses, en un abrir y cerrar de ojos, cuando confiábamos en el Poder de Dios y en la eficacia de un tratamiento, te nos fuiste.

Adiós amigo-hermano. Yo sigo mejorando cada cosa de la manera en que sé te habrían gustado para mi bien personal y para mi desarrollo profesional….ahhh, no creas que he olvidado los proyectos pendientes. En tu memoria y con la bendición del Altísimo, se harán realidad.

Hoy quiero agradecer al presidente Luis Abinader por autorizar el tratamiento; a su esposa, la primera dama Raquel Arbaje, que sin saber cumplió quizás el último deseo de un joven que ella no conocía, pero que tocó su sensibilidad convocandola al INCART. Horas después de aquella visita alentadora, dijiste adiós a este mundo.

Igual, dar gracias a todas las personas que entonces nos manifestaron su solidaridad por tu partida; a las que conocimos, tanto en las asignaciones de reporterismo, como a los amigos y colegas de ambos.

Muchas gracias a tu familia por permitirnos compartir el dolor que nos deja la pérdida de un ser querido.Descansa en paz…aquí seguimos recordando a un ser humano como el que más, con sus virtudes y defectos; al chico alegre, aunque exigente y perfeccionista; al inquieto que nunca pasó desapercibido…al joven que disfrutaba lo que el común llama trabajo.

Adiós Vill, mi amigo y hermano.  Hoy es cuando pude despedirte.

A Dios le pido por tu descanso eterno.

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