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Incongruencias en las versiones de la muerte de Juvenel Moïse

El pasado 7 de julio, más o menos a las 2:00 AM fue asesinado el presidente haitiano Juvenel Moïse; desde ese momento, se han manejado diferentes versiones sobre el magnicidio, pero hasta ahora ninguna de estas explicaciones logran satisfacer el imaginario público.

Haití es el país más pobre de occidente; sus pares en cuanto a niveles de pobreza están en su original África, en países inmersos en guerras civiles y raciales y hambrunas que nunca terminan, como el caso de Somalia.

Un aparato estatal disfuncional conduce este país desde hace mucho tiempo por un rumbo de disolución como sociedad organizada; lamentable es aceptarlo para quienes profesamos valores políticos democráticos, pero Haití estuvo en mejores condiciones, y mejor gobernado bajo la dictadura de Papa doc. Duvalier, que en sus tiempos de democracias.

Quienes sostienen la hipótesis, de que para asesinar al presidente Juvenel, se contrataron 30 ex militares colombianos, olvidan que el territorio haitiano está lleno de sicarios y bandoleros de precios mucho más bajo del que puede ser contratado un criminal colombiano o de cualquier otra nacionalidad.

Además, en todas las experiencias internacionales conspirativas para eliminar personalidades políticas, ¿Cuándo se ha empleado un comando tan numeroso, y tan fácil de detectar para llevar a cabo un hecho de esa categoría?

¿Dónde estaba la fuerte seguridad, que debe tener un presidente que ya había denunciado un plan para eliminarlo? Esta es otra de las incongruencias a la que nos enfrentamos; ningún miembro de la seguridad del presidente se ha reportado herido, durante este altercado que terminó con su vida.

La versión suministrada por la policía haitiana es muy débil, y aparenta ir por el camino de creación de nebulosas, que de quedar en sus manos nunca permitirían conocer la verdad de lo sucedido con el malogrado presidente.

En este momento, en Haití tenemos diferentes actores investigativos tratando de esclarecer el magnicidio; están los investigadores colombianos, buscando las razones de la presencia de sus connacionales en un escenario como aquel; y está un equipo del FBI, tratando de encontrar las claves del asesinato.

Ojalá, no se llegue a acuerdos políticos, que posterguen la develación de la conjura criminal.

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