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Sobre el discurso del presidente Luis Abinader

      Después de un largo sueño en la burbuja de bienestar y bonanza de su gobierno, el presidente Luis Abinader acaba de despertar a la realidad de la crisis que vive y padece el pueblo dominicano desde inicio de la pandemia COVID-19.

      Pero este repentino cambio de ánimo del presidente no se ha debido al estruendo de la guerra en Ucrania, sino al insistente llamado de nuestro partido, Fuerza del Pueblo, para que reconociera y atendiera los graves efectos de la crisis económica surgida de la pandemia, en términos de inflación, desempleo e inseguridad ciudadana.

       En su breve discurso del pasado lunes 7, el presidente solo se refirió al primero de estos temas, pero quedan aún pendientes de atención los otros dos problemas, que juntos forman un tridente amenazante para la calidad de vida de nuestra población y muy especialmente de los más pobres y vulnerables.

         •        Al presidente todavía le falta aceptar la realidad de que la economía no creció el 12.3% del PIB en el año 2021, sino tan solo el 4.7%, que no estuvo mal, pues veníamos de una caída de -19% en el año 2020.

         •        Si no fuera esta la realidad, entonces el gobierno tendría que aceptar algo peor, y es que el crecimiento proyectado del 5.2% del PIB en este año 2022 sería  menos de la mitad del año pasado.

         •        En cuanto a la inflación, al margen de los factores externos, los precios no pararon de crecer durante todo el año 2021, sin que se tomara conciencia de esta realidad hasta que el Banco Central se vio obligado a tomar medidas de carácter monetario a comienzos de este año. La inflación acumulada de los últimos dos años ya ronda el 15%.

         •        El gobierno pasó todo el año 2021 sin cumplir su promesa de reformar la ley de hidrocarburos, en cambio, las medidas de emergencia tomadas ahora lucen insuficientes, en razón de que el barril de petróleo ya ha sobrepasado el límite asumido por el gobierno para su programa de subsidio temporal.

         •        Lo más notorio de su presentación de las diez propuestas económicas m, fue la ausencia de un verdadero plan de contingencia frente a una crisis como a la actual, que presenta varios componentes,  en el orden económico y social. En verdad, las medidas propuestas, aunque bien intencionadas, parecen ser producto de una total improvisación y fruto de la exigencia apresurada de un momento político.

         •        Definitivamente, no es la mejor manera de lanzar políticas públicas con sentido de racionalidad y eficiencia.

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