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República Dominicana, un país por mal camino

Mientras el presidente Luis Abinader y algunos de sus funcionarios viven en las nubes de la propaganda que han creado, con los cientos de millones de pesos repartidos a las antiguas bocinas del danilato; el pueblo dominicano mastica un cable de los que sostienen el puente Duarte, y traga este acero sin saliva que lo remoje.

El plátano, un producto básico en la dieta del dominicano, encaramó su precio en el cielo, uno de los funcionarios del gobierno, en vez de seguir la ruta de su propia propaganda tratando de tapar el sol con un dedo, diciendo que este producto no escasea y que está barato, dijo que su escasez obedece al mal tiempo, o tal tormenta tropical que visitó el país un tiempo atrás.

Falso, la carestía del plátano es producto de la falta de atención al campo; los proyectos de siembra de este rubro, que son responsabilidad de entidades del Estado, han sido abandonados, y ante el derrumbe de la producción que se veía venir, se creó un tal plan “Siembra RD” con el Ing. Faña a la cabeza. Nos dijo un amigo nuestro, del PRM: “Usted cree que ese plan va a tener éxito, si Faña no es de la claque de Hipólito como el Ministro de Agricultura, ¿vamos a creer que aparecerán esos fondos?”

Bueno, ya el Ing. Faña ha dado declaraciones sobre el abandono de proyectos ya que se habían iniciado, por falta de financiamiento del Estado; ¡no más palabras Sr. Magistrado!

La delincuencia y la inseguridad rebasaron todos los estándares; todo el mundo en el país anda “orejón”, como decimos del que anda asustado, cuando viene la motocicleta o cuando se nos acercan dos desconocidos, sólo cuando los vemos pasar sin asaltarnos, nos regresa el alma al cuerpo. La seguridad era prioridad número uno en los planes de Abinader, pero se les perdieron las páginas del programa cuando llegó al gobierno.

Las bandas de la delincuencia internacional, muestran sus músculos a diario; en los aeropuertos y puertos del País se descubren cargamentos de narcóticos con diferentes destinos, a cada momento, perjudicando muchas veces a personas inocentes, pues las redes delincuenciales están entre los empleados de los aeropuertos y las aerolíneas que operan en el país.

Para muestra un botón, se comenta que una de las informaciones valiosas intercambiada por la Jefa del Comando Sur norteamericana, que visitó el país recientemente, fue que en el Cibao opera uno de los más terribles carteles mejicanos de tráfico de narcóticos internacional.

Las muertes en enfrentamiento de bandas del microtráfico de drogas, son incontables; y ante la incompetencia de las autoridades en su persecución y en la prevención de los delitos en las ciudades, se ha abierto la zafra de las ejecuciones extrajudiciales, dándole autorización a los agentes de policía a disparar y a ejecutar.

El conflicto migratorio con Haití, se ha complicado; porque ante la vigilancia de la población, el presidente Luis Abinader no se ha atrevido a poner en marcha su agenda oculta. Ante la propaganda de que el candidato Abinader, en las elecciones pasadas, había pactado con sectores extranjeros para dar facilidades en suelo dominicano a los nacionales haitianos, todos pensamos que eran inventos de los contrarios; pero, ahora que los acreedores se han presentado a cobrar, no cabe duda de que era cierto.

Luis Abinader tiene tres funcionarios dentro de su gabinete, que no abren la boca para defender la Nación, sino para condenar el supuesto racismo de los dominicanos hacia los haitianos; comenzando por el Ministro de Relaciones Exteriores, siguiendo con Pavel Isa, Ministro de Hacienda, y continuando con el comisionado para la mesa de las migraciones, todos están en sintonía con los propósitos del poder internacional.

Estamos a pocos meses del inicio de la campaña electoral para el 2024; las ofertas de la anterior campaña están todas incumplidas. La llamada justicia independiente, que parecía el buque insignia del gobierno, se ha ido a pique con las negociaciones políticas de dos viejos asociados para los negocios del Estado; Hipólito Mejía y Danilo Medina han confrontado su poder y sus intereses, para dar al traste con la persecución de la corrupción gubernamental.

Lamentablemente, con este dramático panorama, se puede afirmar que República Dominicana es un país que va por mal camino.

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