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El drama de Roberto Fulcar; “Dios, la ciencia, mi familia, el amor y la solidaridad salvaron mi vida”

República Dominicana.-El doctor Roberto Fulcar, exministro de Educación, reveló  este lunes, con los más amplios detalles, la situación de salud que lo mantuvo, inclusive, fuera de República Dominicana durante un tiempo significativo.-

Explicó sobre el proceso, las características, complicaciones y el estado final de salud que le ha tocado vivir y que llevó a extensos e intensos tratamientos, tanto en República Dominicana, como en el exterior.

“Lo hago en mi condición de ente público, cumpliendo con mi deber de compartir siempre la verdad con la sociedad”.

El proceso que explicó en detalles y sustentó con imágenes, diagnósticos e indicaciones, comenzó en el 2021, se agudizó en el 2022 y hoy puede contarlo, “gracias a Dios, a la ciencia, a mi familia, al amor y a la solidaridad que salvaron mi vida”.

Aquí las explicaciones del exministro sobre su proceso de salud

Señoras y señores,

Gracias infinitas por aceptar esta invitación, que tiene el propósito de informar a la opinión pública y al país sobre el proceso, las características, complicaciones y el estado final de salud que me ha tocado vivir y que llevó a extensos e intensos tratamientos tanto en nuestro país como en el exterior. Lo hago en mi condición de ente público, cumpliendo con mi deber de compartir siempre la verdad con la sociedad.

Para la Navidad del 2021 tuve COVID por segunda vez, mi sistema inmune estuvo comprometido y presenté crisis de Hiperglicemia, lo cual debilitó más el sistema inmune, y empezaron a salirme abscesos en diferentes partes del cuerpo como la nariz, las piernas y el abdomen, por lo que requerí el uso prolongado de varios antibióticos, tales como ceftriaxona, ciprofloxacina, cefadroxilo, gentamicina, entre otros.

Ya para el primer trimestre 2022 se agudizó el malestar, con una gastritis que no me dejaba vivir tranquilo ni en paz, dada la terrible molestia que combinaba dolor intestinal, cólicos, recurrente sensación de necesidad de ir al baño e incontinencia al evacuar.

Para marzo de ese mismo año continuaban las molestias gastrointestinales, por lo que se indicó una endoscopia, sonografía abdominal, tomografía abdominal y colonoscopia, cuyos resultados fueron: Gastritis erosiva, Duodenitis, Divertículos aislados y Colitis Crónica inespecífica.

Visité al médico y de inmediato comenzaron los análisis y procedimientos para investigar qué tan seria era mi afección y cuáles factores estaban involucrados. Se determinó que inicialmente la gastritis estaba relacionada con todo el estado de estrés al que estaba sometido en el ejercicio de mis funciones como ministro de Educación, para descartar otros orígenes se aplicaron procedimientos como endoscopía y colonoscopía. Así se inició de inmediato un tratamiento.

Tres días después de realizada la Colonoscopía, presenté un cuadro de dolor abdominal, fiebres y evacuaciones liquidas frecuentes (Diarrea). Fui tratado, mostrando una leve mejoría. En esos días tuve que salir de viaje a Panamá para agotar una apretada agenda con los ministros de educación y de cultura de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana (CECC-SICA). Estando allá se me presentó una agudización de mi quebranto de salud, con dolor abdominal muy intenso, aumento de la frecuencia en las evacuaciones, sudoración profusa, hiporexia y malestar general.

Estos síntomas fueron persistentes, no mostrando mejoría con el uso de medicamentos, por lo que se hizo una interconsulta a mi regreso de Panamá con otro Gastroenterólogo, donde se repitieron los estudios y se incluyeron otros, los cuales arrojaron una Colitis Pseudomembranosa e Infección por Clostridium Dificile.

El cuadro clínico mejoró al controlar la infección mediante otro tratamiento; pero en las siguientes semanas, se presentaron situaciones que provocaron en mi mucha tensión y estrés, lo que ocasionó un retroceso en la leve mejoría que había presentado.

Ya para el segundo trimestre del 2022 se agudizó el malestar, con una Colitis que no me dejaba vivir tranquilo ni en paz, dada la molestia terrible que combinaba dolor abdominal persistente, diarrea, urgencia para evacuar e incontinencia las ocasiones en las que efectivamente evacuaba.

Visité al médico y de inmediato comenzaron los análisis y procedimientos para investigar qué tan seria era mi afección, cuáles factores estaban involucrados y cual era la razón por la que retrocedía en cuanto a la mejoría. El equipo de médicos que me trataba, llego a la conclusión de que la parte emocional era una factor importante que no permitía la curación definitiva de la enfermedad, ya que no tenia reposo físico y emocionalmente estaba muy estresado, no podía comer ni dormir, recomendaron el uso de ansiolíticos, tomar tiempo libre para relajación, actividad física, salir al aire libre y licencia médica para ver si esto mejoraba el cuadro clínico, ya que la Colitis esta relacionada a los estado de ánimo.

No pude llevar a cabo todas las recomendaciones ya que no podía tomar licencia médica, por lo que no mostré mejoría considerable, iniciamos un proceso con estudios  más especializados como la angiotomografia de abdomen, llegando a la conclusión de colitis isquémica en una etapa avanzada, el gastroenterologo (Dr. Socrates Bautista)  al ver el diagnostico, no evidenciar mejoría al usar esteroides y otros medicamentos por tiempo prolongado, y mas importante, un deterioro en la calidad de vida ya que no podía dormir con el dolor tan intenso y la urgencia de ir al baño tan recurrentemente, una perdida de peso de al menos 50 libras, recomienda tratamiento quirúrgico, ya que las ulceraciones del colon eran muy profundas y no respondían al tratamiento clínico, de igual forma una interconsulta con el coloproctólogo Dr. Luis Ortiz Hadad, quien al evaluar el caso estuvo de acuerdo con la cirugía.

Pasaban los días y las semanas, llevando tratamientos y con cercana atención médica, pero por más medicamentos que tomaba no cambiaba mi situación, sino que se fue agudizando y profundizando, generando un cuadro de malestar humanamente insoportable: Fuerte dolor abdominal, estreñimiento y a la vez diarrea, tal que yo podía ir al baño en un día hasta 35 veces, y si tenía que trasladarme a una distancia considerable debía tener antes una identificación de lugares donde había servicios sanitarios a los que yo pudiera acceder para ir haciendo paradas en el camino.

Mientras la situación agravaba y mi estado general se deterioraba, decayendo mis indicadores de salud, perdía aceleradamente masa muscular y peso, el apetito y también el sueño. Así llegamos hasta el mes de agosto 2022, cuando salí del MINERD.

Ya estaba todo dispuesto para la cirugía en el país; pero los médicos involucrados, mi familia y muchos amigos, incluyendo al presidente Luis Abinader, consensuamos la conveniencia de procurar una nueva opinión fuera del país donde tuviésemos acceso a tecnologías más avanzadas y casuísticas más robustas.

Tomando en cuenta que la extensión de la inflamación y las ulceras presentaban un riesgo importante para el manejo quirúrgico, este considero que la inflamación debía ser controlada y disminuida lo más posible con reposo absoluto y aumento de la dosis de ansiolíticos para controlar la parte emocional, , así decidimos viajar a la ciudad de Boston, EEUU.

Concertamos una cita en el Massachussets General Hospital -MGH-, en la ciudad de Boston, una institución de salud del primer nivel mundial, relacionada con la universidad de Harvard. Organizamos un viaje de sólo una semana pensando en regresar con la opinión obtenida a operarme en mi país. En el MGH me esperó un amplio equipo médico de amplia experiencia y elevadas competencias profesionales. No olvido cuando uno de ellos, ante el cuadro que yo presentaba, me preguntó si había viajado en avión ambulancia y cuando respondí que no, me preguntó que si estaba ingresado en la República Dominicana, asombrándose de que así no fuera. Me dijeron, señor, se encuentra en una situación muy grave, con una complicación muy peligrosa, nosotros no podemos autorizarle que viaje a Santo Domingo, comenzando ahí todo un proceso intensivo de atenciones, estudios, medicaciones, internamientos. La historia ya es conocida: de una semana de estadía prevista, pasamos a cuatro meses en proceso médico en Boston.

En el transcurso de las evaluaciones, tuve un deterioro considerable de mi salud como deshidratación moderada, aumento del dolor y pérdida de peso considerable.

En este proceso de espera los síntomas se agudizaron aún más y el deterioro físico seguía siendo muy evidente, el equipo médico recomendó repetir la angiotomografia abdominal.

Un domingo en la tarde llamaron del hospital para que me presentara de inmediato a la emergencia. Era para informarme que además de todo el diagnóstico anterior, en la angiotomografia realizada había detectado una perforación en el colon, cosa sumamente peligrosa ya que fácilmente que una bacteria del intestino pasara al torrente sanguíneo y me generara una septicemia, complicación esta que podía general consecuencias terribles para mi vida.  Esta complicación retardo aun mas el proceso, ya que debía llevar un tratamiento con antibióticos ,reposo absoluto y vigilancia medica por 21 días.

Luego de dos largos meses de deterioro significativo de la salud física y mental, con una perdida de peso de aproximadamente 70 libras, deshidratación severa, dolores muy intensos, finalmente el 21 de diciembre de 2022 se realiza la primera cirugía.

Cuando se me hicieron 2 intervenciones:

La primera fue una colectomia izquierda y ileostomia derecha, donde me fue colocada una bolsa para evacuar, cosa bastante difícil para cualquier persona no porque duela sino porque afecta espiritual y moralmente.

Unas  semanas después me llevaron por segunda vez al quirófano, 31 de enero del 2023 revirtieron la Ileostomia me quitaron la bolsa y me realizaron una nueva cirugía, mediante la cual procedieron a reconectar el colon transverso con el colon sigmoideo.

Así comenzó el proceso de recuperación, primero interno en el hospital y luego en forma ambulatoria, con atención y seguimiento permanentes por especialidades médicas, que afortunadamente dio sus frutos antes de lo esperado.

Aun cuando estaba previsto una estadía de, al menos, ocho semanas más, tras acuerdo con mis médicos, ante el notorio proceso de mejoría y dado que podía garantizarse una supervisión de los médicos dominicanos, el viernes 24 de febrero fuimos autorizados a viajar a la República Dominicana, y de inmediato, el 28 de febrero, gracias a Dios pudimos viajar, llevando aquí mi tratamiento, junto a un acompañamiento y seguimiento profesional.

Me imagino que para la mayoría de las personas no debe ser fácil permanecer por tanto tiempo lejos de su casa, de su entorno, de sus compromisos y proyectos, de su país; no lo es especialmente para quien como yo, nunca he tomado vacaciones, jamás hice recesos y no delego las responsabilidades que asumo.

Desde marzo estoy aquí, en nuestro país, enfrentando algunas secuelas que me quedaron, como anemia, trastorno del sueño, parestesia y dolor en las extremidades inferiores, causadas principalmente por haberme pasado un año prácticamente sin dormir, sin comer y haber bajado más de setenta libras. Valga recordar que, literalmente, yo no dormía y como me habían alejado el teléfono y la computadora, en mis desvelos sólo me quedaban las extensas series de Netflix y los diálogos con familiares y amigos. Las molestias en mis extremidades era tal que, por las noches, si movía una pierna, el dolor era tan fuerte que debía morder la almohada para no despertar con un grito a los que dormían.   

Ya he superado la anemia, he recuperado el apetito y comienzo a dormir, aunque aún muy tarde en la noche, mientras que mis piernas han mejorado, quedando molestias sólo en los muslos.

Estoy vivo por la gracia de Dios, por la ciencia y los profesionales Dominicanos y extranjeros que me trataron, por el amor y entrega de mi familia, mis amigos y de miles de dominicanos y dominicanas en todo el país y en el exterior que oró en silencio, realizó misas y cultos, y dio rodillas por mi vida. Ningún tiempo me será suficiente para agradecer y compensar la solidaridad, la lealtad y el amor de tanta gente buena que, como he podido constatar, es la gran mayoría.

Al informar al país toda la verdad sobre este duro trance de mi vida, doy por cerrado el mismo, para asumir, como siempre lo he hecho, con entrega y firmeza, las responsabilidades y tareas profesionales, sociales y políticas que me correspondan en el porvenir inmediato y mediato.

Aquí estoy, listo para comenzar de nuevo, porque la vida inicia cada día y hay que vivirla sin dolor, sin miedo y sin rencor, porque, aunque la maldad y el odio son más ruidosos, el amor y el bien son los que mueven al mundo.

Muchas gracias!

Roberto Fulcar Encarnación

Julio de 2023.-

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