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Cuidado con los amagos de Haití en la frontera

Después de la desatinada decisión del presidente Luis Abinader de mover tropas de combate a una frontera pacífica y comercial, hasta ese momento, en el vecino país se ha venido dando una sucesión de hechos que, mueven a sospecha.

Se unificaron casi de manera automática, el gobierno simbólico de ese país y su oposición, más las bandas delincuenciales, para defender su canalito construido con materiales dominicanos, en territorio haitiano sobre el río Dajabón o Masacre.

En apariencia, de la noche a la mañana muchos comerciantes haitianos, grandes y pequeños, se desinteresan de los productos dominicanos, y aparentemente el hambre y la necesidad de los carenciados habitantes de ese pobre país, amainan, al punto de rechazar productos básicos dominicanos, como huevos y pollos, tan necesarios para la dieta de sus connacionales.

Increíble, en tiempos anteriores, externamos la preocupación por la sobrepoblación haitiana, y clamamos por la repatriación de los ilegales que deambulan por las calles y los campos; ahora sin pedírselo, retornan para Haití casi en masa, hasta los que están legalmente en territorio dominicano.

De pronto, un país que clama no tener una fuerza de contingencia para frenar las bandas delincuenciales, aparece en el escenario enviando una cuantiosa cantidad de hombres armados a la frontera norte, específicamente a la comunidad de Juana Méndez.

Y es aquí donde se presenta el gran peligro; dos cuerpos armados, uno frente a otro; no importa lo descomunal de las diferencias numéricas o materiales; para un soldado con alma de guerrero, siempre hay que tener en cuenta, el valor y la furia de su alma; recordemos, los años más crudos de la guerra fría, cuando nuestros jóvenes se inmolaban a la arenga de “no importa el número de enemigos y fusiles, lo que importa es el número de estrellas en la frente”.

Y cabe recordar a tiempo, una anecdótica lección de la historia: Muchos siglos atrás, mientras ingleses y escoceses dirimían sus diferencias con las armas; los ejércitos representantes de ambas coronas se encontraban en una planicie empeñados en un diálogo que, podía llevar terminar el affaire sin derramamiento de sangre.

En aquella alerta de batalla, se enviaban mensajeros para pactar un diálogo de los jefes supremos de ambos ejércitos; cuando un soldado de uno de los bandos, muy aficionado a la caza, vio pasar frente a él una liebre, no pudo soportar su instinto de cazador y disparó a la presa en medio de la tensión; no hay que seguir narrando para imaginar el desastre de acero, pólvora y sangre de aquel campo de batalla.

Con las armas no se juega, y nunca subestimes lo que late en el pecho de tu adversario. El gobierno dominicano debe evitar la sobre actuación; a menos que sea una táctica anti dominicana encaminada desde el Palacio por agentes internacionales interesados en provocar una situación descontrolada en la frontera de los dos países.

Hay, al menos un senador de la República y otras personalidades, pidiéndole al presidente Abinader que explique la presencia en el Palacio de gobierno, de uno de sus asesores financieros, una persona relacionada con el empresario haitiano Gilbert Bigio; recordando que Bigio está acusado de armar las bandas haitianas.

Esperemos cordura de parte del presidente Abinader; esperemos que sea respetuoso de nuestra soberanía y del juicio de la historia.

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