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A Pleno Sol: Día del Trabajo

La revolución industrial cambió correlaciones de fuerza, y aglutinó al proletario en la defensa de sus intereses. En el siglo 19 surgían las grandes fabricas, pero las condiciones de trabajo eran antihumanas y de casi de esclavitud.

Es en medio de la mayor opresión para trabajar y poder subsistir que el proletario organizado emprendió jornadas de lucha por mejorar las condiciones laborales.

El afianzamiento de esas jornadas de lucha contra las injusticias laborales tiene su máxima expresión en la jornada por las ocho horas de trabajo, en el año 1886.

Las ocho horas en el sector industrial norteamericano fue una jornada que cambió la correlación de fuerza entre el trabajador y los grandes manufactureros. En principios parecería  un desenlace de derrota, pero sus frutos están hoy a la simple vista con la jornada universal de trabajo de las ocho horas.

Los proletarios del mundo se unieron en el 1889 cuando se fijó el primero de mayo como Día Internacional del Trabajo y se convierte en una fecha de homenaje permanente a los mártires de Chicago.

Salvo los Estados Unidos la fecha es de factura internacional. Los norteamericanos tienen su equivalente al Día del Trabajo en el mes de septiembre. Los dominicanos mal imitan su acción de aprovechar fechas de significado para los fines de semana de comercio expandido.

Llama la atención que en la República Dominicana el Día Internacional del Trabajo se convierte en un fin de semana largo para francachelas, en vez de celebrarse con todo el rigor que demanda la recordación de los mártires por la jornada laboral.

Es un desatino sacar el festivo del jueves primero de mayo, que es la fecha gloriosa de los proletarios de todo el mundo, para llevarla a un puente largo de fin de semana, donde se  satisfacen las venas del comercio.

El movimiento obrero sindical y campesino dominicano siempre ha sido de lucha, y se recurrdan las grandes jornadas reivindicativas del siglo 20, por lo que llama la atención la inercia de ahora.

A duras penas se consiguió establecer un salario mínimo para los trabajadores de un 20 por ciento. De inmediato entró en vigencia un 12 por ciento y el restante 8 para el año entrante. Pero no se han podido contrarrestar los despidos masivos que  ocasiona el reajuste salarial.

El Día del Trabajo llega a la República Dominicana con un movimiento obrero agonizante, sin fuerzas de lucha y que se circunscribe al economicismo sindical.

Se necesita un renacer de las centrales sindicales, para bien de todos los proletarios y campesinos.

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