Santo Domingo Este. La comunidad de Mata de Palma está de luto tras el hallazgo del cuerpo sin vida de Maite Evangelina Jerónimo, una adolescente de 16 años que fue asesinada este fin de semana, presuntamente por su pareja sentimental, un hombre de 26 años identificado por los familiares como Henry Rafael Torres.
La joven había salido de su casa el sábado por la tarde para encontrarse con el acusado, con quien mantenía una relación marcada por el control, los celos y el maltrato, según relataron sus allegados. Horas después, su cuerpo fue encontrado con múltiples heridas de arma blanca, generando conmoción en toda la comunidad.
“Ella vivió con él unos cinco meses, pero la trataba muy mal. Cuando volvió a mi casa yo pensé que se había alejado, pero seguían viéndose a escondidas”, dijo Aguilena de la Cruz, madre de la víctima.
Los residentes del sector recuerdan a Maite como una adolescente tranquila, con sueños de superación, que lamentablemente cayó en una relación abusiva desde muy temprana edad.
“Aquí todos sabíamos que ese hombre no era buena persona. La controlaba, no la dejaba en paz. Es muy triste lo que ha pasado”, expresó Paula Casilla, vecina de la familia.
El feminicidio ha generado una fuerte reacción en la comunidad, que exigen que el responsable pague por el crimen.
“Esto no puede quedar así. Maite era una niña. Necesitamos que se haga justicia, no podemos seguir perdiendo a nuestras muchachas por hombres violentos”, manifestó Valeria Figuereo, otra vecina.
La madre de la víctima reveló que el victimario había sido previamente señalado por otras conductas indebidas, e incluso habría tenido que abandonar su barrio anterior por denuncias similares.
“Él ya tenía problemas con la justicia, pero seguía libre. Ahora mi hija está muerta. Esto se pudo evitar”, sostuvo De la Cruz.
La muerte de Maite Jerónimo se suma a la larga lista de adolescentes víctimas de relaciones desiguales y violentas, una problemática que preocupa cada vez más a las familias dominicanas.
Organizaciones comunitarias y feministas reiteran la urgencia de implementar programas de educación emocional, prevención de violencia de género y atención temprana a señales de abuso en parejas jóvenes.
Mientras tanto, en Mata de Palma, solo queda el dolor, la rabia y la esperanza de que Maite no sea un nombre más olvidado entre las estadísticas.
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