SIMÓN BOLIVAR.- Un altercado ocurrido en la calle Nicolás de Ovando, en el sector Simón Bolívar, mantiene enfrentados a los propietarios del colmado La Moringa 2 y a un residente de la zona, luego de que una denuncia por agresión con machete derivara en dos narrativas completamente opuestas sobre lo sucedido. Cada parte sostiene una versión distinta de los hechos y acusa a la otra de iniciar la violencia.
Los dueños del colmado aseguran haber sido víctimas de una agresión perpetrada por una supuesta banda encabezada por un residente conocido como “El Maco”. Jeremy González, hijo del propietario, relata que todo comenzó cuando intentaron impedir que el señalado entrara nuevamente al negocio. Según expresó: “Entonces el hermano mío me llama y me dice lo que ta ocurriendo, cuando yo llego al maco lo están empujando porque él quiere entrar a la mala de nuevo, y cuando yo me dirijo hacia él, uno de los que estaba aquí adentro armado con un machete sale y me da un planaso y él me persiguió para cortarme también. Yo trato de defenderme y entré para adentro y el hermano mío sale con un machete para que no me corten, y entonces ahí todo el mundo sacó su machete, taban todito armado… entonces nos entraron ya tú sabes”.
Para ellos, la escena fue un ataque coordinado que puso en peligro a toda la familia.
Sin embargo, la versión del acusado, Jorge Espinal, difiere por completo. Asegura que no se trató de una agresión de su parte, sino de un conflicto que inició por un desacuerdo comercial. “Yo a él le cogía fiado, entonces yo le pagué una chata que le debía. Voy a comprar unos cigarros y cuando voy le pago, en el video se ve cuando me devuelve y le digo que voy a dejar de comprar aquí porque el otro día me faltaban 15 pesos y no me la diste”, explicó. Según él, tras esa conversación, el colmadero reaccionó con molestia.
Espinal afirma que el ataque comenzó cuando el comerciante lo golpeó por sorpresa. “Cuando voy a prender el cigarro él me da con una tabla de repollo y me tira por la cara. Inmediatamente voy a buscar una cubeta donde tengo unos suaves y una escoba. Entonces cuando yo agarro el palo, que lo rompo, que voy, él está atrás de mí con un bate y una mocha. Ahí me da un batazo en la mano y me da con la mocha”. Su relato muestra un escenario contrario al denunciado por los propietarios.
Mientras tanto, Jeremy González insiste en que no comprende por qué el acusado aún no ha sido arrestado. “No, que queremos justicia, mi hermano, porque hemos tenido demasiada pérdida por aquí. Mi hermano casi pierde una mano y a mí también me agredieron. Y ellos andan como si nada por ahí”, declaró, asegurando que su familia ha sido la principal afectada por el conflicto.
Del otro lado, Espinal asegura que teme que la justicia se incline en su contra debido a influencias externas. “Él está diciendo en el barrio que, con el poder y las relaciones que tiene, va a hacer que yo caiga preso 10 o 15 años”, denunció. Su hija, Yeidy, afirma que también han sido víctimas de amenazas constantes. “Bueno, ahora mismo nosotros tememos por nuestra vida porque ellos se paran ahí a amenazar a uno. Yo tengo un niño chiquito y la cuñada mía tiene un hijo de 10 meses, y ellos viven amenazando a uno. Incluso un familiar de ellos el mismo día vino con una pistola, y nosotros con niños aquí”, expresó.
Mientras los propietarios del colmado afirman que aún no se ha detenido al responsable de la agresión que denuncian, Jorge Espinal y su familia aseguran vivir con miedo, convencidos de que la historia difundida sobre el incidente no corresponde a lo ocurrido y podría desencadenar represalias injustas. Las autoridades deberán determinar cuál de las dos versiones se ajusta a los hechos en un episodio donde ambos bandos se declaran víctimas.